¿Por qué esta página?


Juan González
28 de febrero de 2023

En la madrugada del 24 de febrero de 2022, Rusia daba comienzo a la invasión a gran escala de Ucrania, intentando capturar Kíiv en un asalto heliportado para luego exterminar a sus élites políticas y culturales, e instaurar un gobierno títere. Apenas siete días después, el que fuera vicepresidente segundo del Gobierno de España, Pablo Iglesias, lanzaba desde la Base su ya famoso "tengo amigos militares". Con estas palabras, Iglesias comenzaba a razonar que cualquier envío armamentístico a Ucrania por parte de los países occidentales estaba condenado al fracaso, y que incluso todo el armamento donado acabaría fácilmente en manos rusas. En menos de un mes, Rusia era obligada a replegar sus tropas y abandonar su intento de tomar Kíiv.

Como todos sabemos, esta primera derrota rusa no supuso el final de la guerra. Putin ordenó a sus tropas hacerse con el máximo de territorios ucranianos en el este y sur del país. Junto al repliegue ruso llegaron a España las conferencias europeas por la paz, en las que el ponente más cercano a Ucrania venía de Alemania. ¿Quién necesita a un ucraniano, a un polaco o a un lituano para hablar sobre unas futuras negociaciones con Rusia, o para decidir los caminos que pueden conducir a una paz duradera?

Más surrealista ha sido la cobertura dada a la guerra en algunas revistas. Se han publicado artículos en los que se pregona que el Euromaidán fue un golpe de Estado respaldado por Estados Unidos, que el fascismo se reparte equitativamente entre Ucrania y Rusia, o que elementos del Gobierno ucraniano, una vez más con el visto bueno de la CIA, tendrían intención de preparar operaciones de falsa bandera con armas químicas "como hicieron en Siria los amigos yihadistas de Occidente". En resumen, hemos llegado a leer a negacionistas del genocidio bosnio como Diana Johnstone, pero muy pocos artículos escritos en Ucrania, salvo en contadas ocasiones al comienzo de la invasión a gran escala.

Tristemente, estos discursos, que nacen de un profundo desconocimiento de la historia y la sociedad ucraniana, y de un arraigado, colonial y paternal occidentalocentrismo, permean en toda la sociedad. No son pocas las veces que he escuchado por parte de amigos y conocidos frases propias de propagandistas rusos como "Ucrania empezó la guerra en el Dombás", "la OTAN tiene tanta culpa como Rusia" o "Zelensky es nazi".

Es delirante el enorme espacio que ocupan estos discursos, sobre todo entre muchos medios y fuerzas progresistas del Oeste de Europa, de los que se espera una mejor comprensión de los oprimidos y de los que luchan contra la subyugación imperial. Es delirante que los ucranianos y las ucranianas, en medio de este dolor, se han visto obligados a conceptulizar y crear un lenguaje para poder explicar al resto de Europa por qué se defienden. Y es delirante que ni aún así se les dé la voz que merecen.

De ahí el porqué de esta página que intenta transmitir el mensaje de quienes a día de hoy sufren una trágica invasión genocida. Escuchar a los ucranianos no sólo es importante para vencer la torpeza e imcomprensión con la que se trata esta guerra, sino también para aprender de una sociedad abierta y plural, con una increíble resiliencia y un gran apoyo mutuo entre todas sus capas. En esta página, se enlazarán y traducirán textos que vienen de Ucrania y que la explican. Textos que detallan la historia antigua y moderna de Ucrania, que desmienten los mitos repetidos hasta la saciedad y las caricaturas que se hacen sobre su sociedad, que explican la situación de los movimientos feministas, LGBT+, sindicalistas y antifascistas, relevantes en Ucrania, y principalmente textos que denuncian la agresión imperialista rusa y que reclaman su derecho a combatirla.


Entrevista publicada en sinpermiso

Publicado orginalmente el 28 de febrero de 2023